30 septiembre 2008

EL DERECHO A PERMANECER SENTADO EN UNA FIESTA


No me pidan como Dios, santificar las fiestas. No me refiero a las de guarda, sino a las de bailar, que son en todo caso, aun peores. Odio que la gente baile a mi alrededor en una fiesta asi como otros detestan el humo del cigarro (y tambien detesto el humo del cigarro). La inmobilidad necesita su espacio y los festejos no an sido diseñados para respetar la individualidad del ser: quedarse solo en una mesa mientras todos bailan podria ser visto no como un derecho a la soledad (ganado en todas esas fiestaas a las que nunca fuistes), sino como una prueba irrefutable de tu naturaleza antisocial. es curioso que el simple hecho de no bailar resulta a veces, en el calor de una fiesta, insoportable para la gente que le gusta bailar, y en parte no voy a fiestas porque no soporto que no me soporten. la fiestas se han convertido en una excusa para bailar, cuando deberia ser al reves. Desde su primer fogata, el hombre ha danzado para provocar la lluvia, contentar a los dioses de ficcion, apaciguar a los demonios reales, honrar a la Tierra y al Sol. ¿Que clase de objetivo alturista puede haber en dos cuerpos que se sacuden y se soban, sudan y se rasguñan al ritmo de la ultima cumbia? Lo mismo puede hacerse desde posiciones menos musicales (verticales): la ostentacion del ritmo no es exclusiva de una pista de baile.

NickPlomo | 2008 Lima-Perú™



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